Al entrar por primera vez en una casa japonesa te sorprenderá los indicadores que anuncian una manera de vivir totalmente diferente y que empiezan en la misma entrada, con las hileras de zapatos en el suelo. Levar zapatos dentro de casa destrozaría el tatami, las gruesas esteras de paja de arroz trenzada que cubren al menos uno de los suelos, incluso en los apartamentos modernos.

Nadie anda en un hogar japonés con calzado, ni siquiera sobre las moquetas.
Al invitado se le proporciona zapatillas; incluyendo unas especiales para el aseo.
Si la casa es tradicional dispondrá de fusuma, puertas correderas hechas de grueso papel estirado sobre una estructura de madera.
También contará con shoji, puertas con una cuadrícula de madera cubierta de delgado papel blanco, también correderas y que se utilizan asimismo tras las ventanas.
Muchas casas cuentan con camas, pero en el dormitorio tradicional el colchón futon se oculta durante el día en un armario, y el lecho se extiende en el suelo por la noche.




Las sillas son un elemento popular en el comedor, pero en las habitaciones que cuenten con tatami hallará una mesa baja a la que deberá sentarse sobre cojines, en el suelo.
En invierno probablemente se sentará, cómodamente junto a la kotatsu, una mesa camilla baja dotada de un brasero.

El baño (ofuro) suele constar de una cubeta honda en la que uno se sienta y se pone a remojo, pero sólo una vez que se está totalmente limpio.
Primero, antes de entrar en la bañera, hay que enjabonarse y aclarar utilizando un grifo, una ducha o el agua que se extrae de la bañera mediante un cubo o cacillo.
Nunca hay que lavarse en la bañera, ya que el agua será utilizada a continuación por otras personas.




Los retretes occidentales son comunes en la actualidad, al igual que variaciones sorprendentemente modernas como la denominada washlet, con asientos dotados de un chorro de agua caliente con solo apretar un botón. También son comunes las turcas. La variedad japonesa cuenta con una parte delantera abovedada.

Comments (0)