La ética laboral japonesa es legendaria. Según el patrón tradicional, el salaryman (el oficinista) viaja cada día una media de dos horas para ir de casa al trabajo y viceversa, y se pasa hasta 10 horas en la oficina, 6 días a la semana. Las O.L (Office Ladies, empeladas femeninas) trabajan 8 horas al día.
Tiene derecho a dos semanas de vacaciones pagadas por año, pero sus entido de la lealtad empresarial las reducirá a unos cuatro días.
Cuando cierran la oficina se espera que el salaryman se una a sus compañeros de trabajo para tomar una copa. Para cuando lleguen a casa, sus hijos ya estarán dormidos; con ellos solo está el domingo, si es que puede despertarse.
Hasta hace unos diez años, el salaryman tenía asegurado el empleo de por vida; ascendía en la jerarquía empresarial de acuerdo a un baremo basado en la edad en lugar de la capacidad. Cuando hacia los 40 años alcanzba un puesto de gerencia intermedia, también aumentaba la cantidad de trabajo asignado, al mismo tiempo que sus responsabilidades hacia sus superiores y subalternos.
Si no sucumbía al karoshi -caerse muerto a causa del exceso de trabajo- a los 69 años lograba llegar a la gerencia superior y la jubilación.
Aunque todavía se trata de un escenario típico, lo cierto es que la situación está siendo redefinida. La recesión ha cambiado enormemente las pautas laborales en Japón. Los ascensos se basan cada vez más en la capacidad; los cazatalentos y los cambios de trabajo empiezan a ser comunes. El objetivo de la semana laboral de 40 horas sigue estando lejos, aunque las grandes empresas y fábricas adoptaron la semana laboral de cinco días a finales de la década de 1980, y la mayoria de las empresas trabajan 6 días a la semana conceden medio día de fiesta los sábados en semanas alternas.
Cuanto más pequeña es una empresa, mas probable es que practique la semana laboral de 48 horas. Siendo la espina dorsal de la economía, las pequeñas empresas subcontratan la fabricación de piezas de las más grandes. La competencia es ácerrima incluso en tiempos de recesión: si una empresa no puede ajustarse a precios bajos y plazos cortos, siempre habrá otra que esté dispuesta a ahacerlo. Muchos de estos negocios explotan a trabajadores extranjeros, en gran parte ilegales.
Aunque el sistema de trabajo de por vida empieza a declinar, sigue manteniendo bastante baja la tasa de desempleo japonesa.
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"Eficiencia Japonesa Asegurada!!"
"Viajar al trabajo comodamente"
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Trabajo
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Espeluznante...